PRIMERO LA PATRIA. YENDO AL ARCA.
Primero la Patria, después, el resto de patriotas que interesan.
El pasado sábado 3 de junio, fue recordado por algunos argentinos, como el día del soldado conmemorando el nacimiento de Manuel Belgrano, creador de la enseña patria y de varios periódicos en el Río de la Plata, e incluso, fue uno de los que encabezaron la sublevación patriota ocurrida el 25 de mayo de 1810 donde se forjó y formó la Nación Argentina.
En textos anteriores hemos hecho referencia a situaciones poco conocidas de aquellos sucesos, por lo que hoy nos centralizaremos en la recordación del motivo por el cual se celebra como día del periodista, el 7 de junio.
Lo que se consideró como una traición del Virrey español del Río de la Plata Baltasar Hidalgo de Cisneros al Rey de España Fernando VII, provocó la inmediata reacción de un grupo de criollos bonaerense que, solamente necesitaron 3 días, para organizarse, derrocarlo y asumir la conducción para generar una nación libre, justa y soberana. En aquellos momentos iniciales no se autodefinieron como argentinos pero fueron la semilla natural y genética para que hoy nos reconozcamos como tales.
Instalar una nación con el reconocimiento genuino del resto de la humanidad costó mucho esfuerzo, muchas luchas internas, torrentes de sangre, la demostración diaria de talento y persistencia porque, por un camino o por otro, el objetivo a lograr era el mismo para todos sin importar lo externo. Lo substancial era LA PATRIA, pero esto ha cambiado en los últimos 20 años gracias a la bruja satánica y descarriada que profundizó el acuerdo firmado por otro repugnante traidor a la patria, situación actual que fuera anunciada por don Orione y Solari Parravicini en sus clarividencias.
Lo simplificaré demostrativamente comparándolo con un suceso acontecido hace también 213 años y que demostró al mundo la emancipación de una nación nueva: El sábado 2 de junio de 1810, el presidente de la segunda junta del gobierno de Buenos Aires, coronel Cornelio Saavedra, presenta el decreto autorizando la publicación del bihebdomadario llamado originalmente Gazeta del Gobierno de Buenos Aires, porque era necesario que el pueblo conozca lo que hacían sus gobernantes, publicación que se concreta el jueves 7 de junio de 1810 y que genera el día del periodista recién en mayo 1938 cuando se realiza el primer Congreso de Periodistas de la República Argentina.
El 01 de abril de 1801, el español Vicente Cabello y Mesa, con el acompañamiento del Secretario del Consulado y capitán de las milicias criollas, Manuel Belgrano, habían creado el primer periódico del Río de la Plata, el Telégrafo Mercantil, pero tan solo un año después, la monarquía hispánica lo hizo cerrar por inconveniencias políticas.
Después del Telégrafo, apareció el Semanario de Industria y Comercio, también impulsado por Belgrano y editado por Hipólito Vieytes, comenzando el 1º de septiembre de 1802 hasta el 25 de junio de 1806 en que se produjo la primera invasión inglesa y fueron inhibidos de editarlo.
El 3 de marzo de 1810, Manuel Belgrano imprime el Correo de Comercio pero, el primer periódico patrio ha sido y es la Gazeta del Gobierno de Buenos Aires que dio lugar al surgimiento del día del periodista que tal vez alguien conmemore el próximo miércoles.
Toda esta insuficiente referencia histórica tiene como finalidad rememorar el altísimo costo que tuvo la construcción de una república, de una nación, de un país que, desde hace algunos años, una caterva política viene bregando para destruirla sistemáticamente por las 30 monedas que les brinda algún potenciado económico para quedarse con las riquezas naturales que siempre hemos tenido.
Entregar territorio nacional para instalar una base militar extranjera donde no puede entrar ningún argentino, entregar otro territorio nacional a un falaz grupo de ficticios nativos, entregar los mares productivos a una potencia para su explotación, generar caos y enfrentamiento social entre los hombres de buena voluntad que habitan el territorio nacional, tiene como único fin destruir el país, arruinarlo de tal manera que todos vean con buenos ojos a los que nos dan dinero para quedarse con territorio.
Nadie dude hoy que, en 1994, cuando se reformuló la Constitución de la Nación Argentina, se quitó de su contenido la pena de muerte porque ya estaban sabiendo que, lo que hacían, era otra inmunda traición a la patria y era constitucional ejecutarlos. Todo dicho…
Autor: Oscar BARBALACE